Uno de los grandes retos a los que se enfrentan los profesionales de RRHH es medir de forma objetiva el impacto de los recursos que se destinan a formación y desarrollo.

Este mismo reto es compartido por los coachs en sentido inverso, es decir como demostrar y medir el impacto que el proceso de coaching tiene en el cliente (coachee). Por eso el coach como proveedor de servicios profesionales debe buscar herramientas que avalen la efectividad y profesionalidad de su trabajo.

Medir los resultados de coaching

Cuando se buscan los servicios de un coach es porque el cliente está teniendo dificultades para conseguir algo por si mismo. Este “algo” a lo que llamamos “brecha” es la diferencia entre una situación real y una situación deseada. Ya en este punto inicial es importante medir esa brecha, es decir tangibilizar y obtener datos medibles de la situación real y marcar unos objetivos también medibles del proceso de coaching.

Durante el proceso, las sesiones finalizan con un plan de acción donde se deben incluir indicadores de éxito medibles de cada acción. Está demostrado que cuántos más indicadores de éxito tengan las acciones, mayor es la motivación para ponerlas en práctica.

Evaluar resultados coaching

Una vez finalizado el proceso es fundamental evaluar la nueva realidad del coachee y el impacto que el proceso ha tenido en los objetivos.

Por tanto, es importante realizar un diagnóstico inicial, un seguimiento de impacto de cada sesión y una evaluación final para demostrar de forma objetiva la utilidad de un proceso de coaching.

Actualmente contamos con diferentes herramientas informáticas, con fiabilidad demostrada que hacen que las clásicas “ruedas de la vida” manuales o los famosos y ambiguos “perfiles de identidad pública”, hayan quedado obsoletos.

 

Herramientas para medir resultados coaching

Un ejemplo de estas herramientas son :

  • Evaluaciones DISC que permiten diseñar un perfil conductual ideal para alcanzar los objetivos, evaluar al coache al inicio para obtener una comparativa de porcentajes de adecuación y definiendo la brecha en comportamientos concretos. Evaluando nuevamente al coachee al final tendremos una comparativa y un indicador de impacto del proceso.
  • Radares 360º que permiten recoger opiniones de otros garantizando confidencialidad sobre comportamiento observables y concretos de una persona o equipo al inicio del proceso y al final.
  • Evaluaciones online de valores para garantizar la sostenibilidad del proceso en cuánto a velar por que los cambios y acciones, el grado de reto o las posibles renuncias a las que tenga que enfrentarse sean adecuados y coherentes con sus valores.
  • Evaluaciones de bienestar predefinidas o creadas ad-hoc para el coachee.
  • Mapas de equipos o familias que permiten evaluar la situación de partida, la situación deseada y la situación tras el proceso de coaching.

El uso de herramientas de evaluación y análisis de impacto ayudará a un coach poner en valor su profesionalidad y a demostrar su contribución y efectividad.