DIMENSIONES DEL BIENESTAR I: BIENESTAR SOCIAL.
Bienestar Social es el que obtenemos al construir y mantener relaciones interpersonales sanas, enriquecedoras y de apoyo.
Estas relaciones se pueden dar en diferentes ámbitos como el familiar, la pareja, amistades, compañeros de trabajo, etc. Lo que nos aporta bienestar es sentir que contamos con las relaciones sanas, enriquecedoras y de apoyo que necesitamos.
Para mantener este tipo de relación es fundamental:
- Compartir valores: respeto, sinceridad, compromiso, honestidad, generosidad…
- Interés mutuo por mantener la relación.
- Equilibrio entre lo que se aporta y lo que se recibe.
- Áreas de interés común.
- Comunicación asertiva, clara y fluida.
- Expectativas claras.
Para trabajar el bienestar social proponemos varias fases:
1-Reflexión y análisis:
Para tomar conciencia de nuestro nivel de bienestar social podemos empezar haciéndonos preguntas como:
- ¿Estoy satisfecho con mis relaciones interpersonales?
- ¿Tengo relaciones enriquecedoras?
- ¿Cuento con personas en las que apoyarme cuando lo necesito?
- ¿Siento que mis relaciones están equilibradas respecto al tiempo y energía que les dedico y lo que me aportan?
Podríamos llegar a la conclusión de que no tenemos cubiertas nuestras necesidades sociales o de apoyo y en ese caso podemos analizar qué responsabilidad tenemos nosotros:
- ¿Qué aporto yo en las relaciones?
- ¿Por qué deberían echarme de menos?
- ¿Para qué se puede contar conmigo?
- ¿Pido de forma clara el apoyo que necesito?
- ¿Ofrezco apoyo y me aseguro de dar el apoyo que el otro necesita?
También podemos llegar a la conclusión de que dedicamos demasiada energía o tiempo a relaciones no correspondidas, poco enriquecedoras o incluso tóxicas. De eso también somos responsables y podemos preguntarnos:
- ¿Qué me impide abandonar relaciones que no me aportan o me restan?
- ¿Qué me hace pensar que debo mantener esas relaciones?
- ¿Por qué me cuesta decir “NO”?
Muchas veces es interesante analizar creencias que dificultan o entorpecen nuestro bienestar social, por ejemplo:
- Creer que hay que soportar relaciones tóxicas porque son familiares.
- Creer que hay que mantener las amistades de “toda la vida”.
- Creer que porque se hayan compartido vivencias en el pasado la relación ya se mantiene “por los viejos tiempos”
- Creer que hacer un favor exime de seguir nutriendo la relación.
2- Proactividad.
Después de la reflexión toca ponerse en marcha. Decidir dónde queremos poner energía y atención para mejorar nuestro bienestar social marcándonos uno o varios objetivos como pueden ser:
- Construir nuevas relaciones.
- Reconstruir y mantener relaciones existentes.
- Abandonar relaciones tóxicas.
Pensaremos qué acciones vamos a realizar poniendo una fecha concreta para cada una. Tendremos en cuenta que el plan de acción tiene como finalidad sentir que hacemos lo que está en nuestra mano para mejorar la calidad de nuestras relaciones interpersonales según nuestras necesidades, pero es posible que la otra parte no tenga el mismo interés y hay que aceptarlo.
3-Evaluación periódica.
En el transcurso del tiempo afrontamos cambios que modifican nuestras prioridades, nuestros intereses, nuestras opiniones, nuestras necesidades, nuestros valores, etc. y es lógico que también cambie nuestra percepción de bienestar social por lo que es recomendable pararse a reflexionar y realizar los ajustes y cambios necesarios para mantenerlo o mejorarlo.
Tenemos muy asumidos los cambios en las relaciones de pareja, separaciones y divorcios son percibidos con cierta normalidad, pero nos cuesta más asumir los cambios en otros tipos de relación como la amistad. Tenemos derecho a cambiar y debemos respetar y asumir las necesidades de cambio de los demás para disfrutar del bienestar social.