Los beneficios físicos y emocionales del entrenamiento son múltiples, probablemente nadie te tiene que convencer de ello. Pero tener tiempo y ganas de entrenar a veces no es tan fácil. En nuestro día a día podemos estar cansados, no tenemos mucho tiempo y solemos tener muchas cosas que hacer: Obligaciones de trabajo o de la casa, niños que requieren que pasemos tiempo con ellos etc.
Además, si vives en una ciudad, normalmente tendrás atascos, dificultades para aparcar, estrés adicional y más factores que influyen en que cuando queremos ir a entrenar nos pueda el cansancio o la pereza. Muchos días te rindes, te quedas en casa y te dices el famoso “ya iré mañana”.
Las redes sociales y los contenidos de series y películas tampoco ayudan. Vemos vídeos y fotos de influencers, famosos, o simplemente gente con cuerpos increíbles haciendo deporte o entrenando, pasándolo bien, sin aparente esfuerzo y con todo el tiempo del mundo para dedicarse a ellos mismos. Una vida probablemente muy alejada de la tuya.
En este entorno, uno de los factores más importante para moverte a hacer ejercicio es la motivación. Además de tener un objetivo claro (perder peso, ganar fuerza, sentirme mejor etc), ayuda mucho que cuando vayas a hacer deporte sea una experiencia gratificante, divertida o que te ayude a desconectar. En definitiva que cuando vuelvas a casa o al trabajo te sientas mejor que antes.
Cada uno tenemos unas circunstancias diferentes, nos gustan cosas diferentes y tenemos posibilidades diferentes (de tiempo, de dinero o de gente con quien compartir esos momentos). Tengo amigos que esperan toda la semana a que llegue su miércoles para jugar al baloncesto con su equipo, y por muy cansados que estén no fallan a la cita. Tienen motivación, objetivos y saben que es una experiencia que les aporta felicidad y desconexión. En cambio otros van con desgana a su clase de spinning, sin ganas y casi obligados por la mala conciencia de no haberse movido durante todo el día en su silla de trabajo.
No existen soluciones perfectas, pero si te puede ayudar hacerte las preguntas correctas. Antes de tomar la decisión de apuntarte al gimnasio de tu compañero de trabajo, considera que hay más factores, más opciones. Por ejemplo, un factor que a veces no consideramos como primordial es la distancia.
En 2017, se realizó un estudio usando 7,5 millones de teléfonos móviles analizando la distancia que recorrían los usuarios de teléfonos móviles hasta sus gimnasios de pago.
La gente que recorría una distancia media de seis kilómetros hasta el gimnasio iba cinco o más veces al mes, los que recorrían más de 8 lo hacían una vez al mes. Parece un dato menor, pero marca la diferencia entre ir entrenar o no. En definitiva, si quieres incluir el hábito de hacer ejercicio, mejor buscar un sitio que esté cerca de casa mejor que ir al que que va tu amigo, pero más lejos. Y este es sólo uno de los elementos a considerar.
Para ayudarte a reflexionar y tomar la decisión sobre dónde ir a entrenar y qué deporte entrenar o hacer, desde Wellness Coach Institute, hemos desarrollado una matriz con múltiples criterios que ponemos a tu disposición. Puedes descargarla de forma gratuita en el enlace final del artículo
Incluye preguntas variadas sobre criterios a considerar. En este enlace puedes ver una pequeña descripción como se usa. Con este documento no te podemos garantizar el éxito definitivo, pero si una reflexión previa con elementos clave basados en años de experiencia.
Como consejo final, además de entrenar, recuerda moverte cada día algo. Como dice Ido Portal “Muévete porque puedes. Si tienes un cuerpo físicamente capaz de moverse, úsalo. Agradece el cuerpo que tienes moviéndote y cuidándolo”.